sábado, 30 de enero de 2010

Monte

Oh que tan santa dulzura tomará por el brazo al hombre que la espera
Que tan suave caricia despertará la mirada del hombre que la espera
Que tan freneticas caricias haran felíz la piel del hombre que la espera
Porque en su sitio, lleno de dulces caricias para ella, el hombre la ha esperado
Porque desde la cima del dolor y sufrimiento la ha visto por años buscando
Con dolor y sin respuesta el entendimiento de su alma blanca e inocente
De niña sabia y pura en el arte de amar con el pensamiento amoroso
Sin saber que triste y oscura su alma se vuelve eterna y sabia en dulzura
Que con aquel hombre a su lado su alma cumple en un monte la estatura
Misma que la Diosa del dolor y del sufrimiento entregará a la raza del hombre
Una vez se hayan perdonado entre si, entre llantos, caricias y sollozos puros
Las ofensas a los sentimientos que entre ellos hayan cometido en esta tierra
La tierra de la astucia, la mentira, la hipocresia y el desamparo del inocente
La tierra de la pereza, de la  cobardía, el reniego y de la absoluta ignorancia
De lo que es el Ser Humano, de lo que es el conocimiento y sabiduria del dolor y el llanto.

1 comentario:

Eder Rodríguez dijo...
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