sábado, 9 de mayo de 2009

Romance en Hiel (Larva Altiva)




De la tierra que fecunda a la seta
Nace la larva perpleja, maquina transformadora
Su cuerpo se estira para cojer el frío de la mañana
Y transformarlo en la electricidad que mueve su cuerpo
Blando como los sesos, rubio como el tabaco seco.

Muchedumbre de pastos en la maleza saludan su despertar.
Ella sigue las flores, sus aromas son su ideal.
Los rayos de sol traspasan el rocío que en sus ramas albergan
Quemando su ojo único y rojo, perturbando su sabroso andar.
Donde se refresca su mirada ella va buscando en la oscuridad el calor que conoce su alma
El de la madre tierra en su centro y su maternidad
El de su anhelo de amar de ser y de estar.

La dulce fragancia de las flores van saciando su alma
Pero es en la carne donde el alimento ella encuentra
Su espesa saliva, dulce como la leche
Salada como la espuma del invierno el mar
Se vuelve una seda blanca como la carne del coral
Y parte sus labios su ácido aliento,
Con cada herida un resoplar.

En el prado descansa el cuerpo de la hermosa Doncella,
La fría mañana no la deja reposar,
Y en su ceño se dibuja una mueca inerte,
Que el calor de la tarde ha de menguar
Tierras secas, hortalizas y un campo abierto
La larva en su camino ha de encontrar,
Y en la mitad del día, cuando el sol calienta el maizal,
La larva detendrá su ida y el sueño la alcanzará,
Recogerá su blanca seda y un hijo regurgitará.

Tras el maizal duerme la Doncella
Ya sin muecas reñidas, con su espalda tranquila
A la espera del beso del eterno despertar,
Ese afán eterno que la larva ha de encontrar
Hermoso como un beso, sabroso como su andar.

Canta la tierra y el sol abraza el cuerpo dormido,
Despierta a la larva ya casi inerte en su esperar,
Recostada junto a su seda ha de despertar
Y con el amor por la muerte, su Doncella ha de buscar.

El ácido pútrido busca como si fuera un afán
Pues lejos el viento trae consigo Felicidad.
Un aroma la obsesiona, el perfume de Azafrán,
Intenso como hiede, Un cuerpo Muerto en paz.
Descompuestos sus sentidos, iniciado ya su anhelo
Busca el alimento que llena su alma altiva
Un hedor casi olvidado, un aroma sin igual
Puro y pervertido como es el sexo
Cuando lo cobijan las Flores del Mal.

Receloso el cuerpo la espera entregado en el hedor
La larva reflejada en los dedos, busca del amor la pasión
Mientras de las suaves piernas va nutriendo su corazón
Así entra hasta el sexo y sus huevos son la flor,
Delicia de los buitres, fuiste en el cielo una carroña
Dulce como el vino, salada como el mar.
Siendo dura tu alma y cuerpo, en ti no han de ovular.

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