viernes, 29 de enero de 2010

Valentina


La dulce Valentina decía no saber,
Y en un cofre guardabalo, su tesoro.
Él, ciego, no veía mas que sus mariposas,
A sus ojos: caricias de plata, alitas de oro.

Por las noches la soñaba, pero de día,
Lo atormentaba la verguenza de querer lo indevido
Y como una sombra ante sus ojos aparecía
El deseo y amor juntos en una vacija contenidos.

Espasmos de verguenza, espasmos incontenidos.
Afloraban desde su sexo, rodaban por sus piernas,
Eran las luces de un camino.
Juntos lloraron por verlas
Y en ese dolor fueron amigos.

Con afanes antiguos una vez se miraron,
Afanes de belleza, de un amor dormido,
Y como la mariposa, esperan a la orilla del rio.
Pues ya casi no hay seres en su camino,
Pues ya casi no hay seres que pregunten,
Quieres ser mas que el destino?.

Se alejaron un dia de la hermosa belleza,
Caminaron a los montes a buscar un camino,
Dias pasaron para que el hambre sintieran
Y cuando sus almas clamaron, y al cielo cantaban,
Del monte hicieron belleza.

Probaron la fruta,
Probaron el nectar,
Comieron sus almas,
La flor y riquezas.
De aromas hicieron
Un templo. Pureza.

Sus ropas mancharon con cielo,
Apenas mancharon sus sexos,
Buscaron refugio del frio,
Y en aquel pacivo invierno,
Sus cantos al cielo. El envío.
Rodeados de tanta hermosura
"¿Son sordos allá?" se decían,
"O no conocen dulzura?
Tan suave como ésta, mas dulce que ninguna.
Los cantos que canten, que pidan, que quieran.
Que juntos nosotros, sabemos a mezclas
De amor y placeres, a agua y a flores.
Que viva lo dulce, que viva y que crezca!"

La tierra temblaba al verlos pasar
Las aves decían, "que bello trinar,
Juntos parecen mas altos que solos,
Si hasta los lobos a veces suelen amar".

Cuando de todo se saciaron
Al cielo quicieron entrar
Luego de tanta magia ofrecida
La alegría es felicidad.

Pero la estepa lo llamaba primero
Y él en silencio, en su mente acudió
El canto se hizo eterno en la noche
Y en su mente desde allá regresaba
Regresaba para verla a ella
A su dulce doncella, a su suave Valentina.

Altas montañas trajo consigo.
Y en sus dedos el aroma que alcanzó,
Todo para que disfrutara consigo,
Todo para disfrutar de su Reina dormida.

Que como niña lo esperaba en su cama,
Suave, larga, dulce, pura y tendida.
Y al calor de sus fatigadas manos,
Como la mas dulce muñeca nacía,
Nacía así, tan pura como la Vida.

Ahora sobre la tierra y su escarcha ya camina,
La Vida sobre sus manos, la vida de Valentina,
Que desde una tierra lejana vino para quedarse,
Suave como el aire, dulce como la Vida.

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